MADRID. A pesar de que Estados Unidos sacó a China de la lista negra de los países que violan los derechos humanos recientemente, ese derecho continúa siendo violado en la región autónoma del Tíbet.
Esta parte del oeste de China situada en el Himalaya, esta teniendo una serie de disturbios que al parecer iniciaron monjes budistas el pasado viernes 14 de marzo. Esta revuelta ha causado 80 muertos, según informara un portavoz del gobierno tibetano en el exilio, en contradicción con las cifras del Gobieno chino con 10 muertes. Estas cifras no pueden ser confirmadas por los medios de comunicación que se encuentran en la región porque las autoridades chinas han prohibido el acceso de la prensa internacional al Tíbet.
Los independentistas han provocado disturbios que se han extendido a las provincias limítrofes de Gansu, Sichuan y Qingai. Además, aproximadamente cien estudiantes se han manifestado a favor de la independencia del Tíbet. Asimismo, se ha puesto un toque de queda después que la policía atacara con gases lacrimogenos a cientos de personas incluyendo monjes budistas. Otros 200 manifestantes incendiaron una gasolinera y ondearon banderas tibetanas a favor de la independencia.
En estos momentos la calles de Lhasa, capital de Tíbet, se encuentran bajo estricta vigilancia policial creando miedo entre los residentes de esa ciudad. Medios internacionales confirmaron que los policías están registrando los hogares en busca de manifestantes independentistas. Esta situación a creado preocupación internacional porque los disturbios pueden estropear la imagen de China de cara a los Juegos Olímpicos de Pekín, dos semanas antes de que empiece el relevo de la antorcha olímpica, que pasará por el Tíbet.
Por su parte, el máximo líder budista del Tíbet, El Dalai Lama, aseguró que esa región está sufriendo “directa o indirectamente alguna clase de genocidio cultural” y que las autoridades chinas pretenden alcanzar la paz mediante el uso de la fuerza.
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