MADRID. Primero ganó las reñidas elecciones presidenciales de Francia frente a la socialista Segolene Royal, los inicios de su mandato fueron conocidos por su divorcio de su ex esposa Cecilia Ciganner, después viajó el mundo como parte de su política exterior donde hizo las pases con Estados Unidos, negoció la salida de un grupo de españoles detenidos en el Chad por tráfico de niños. Asimismo, volvió el amor a su vida y consiguió casarse con la mujer de sus sueños, la modelo y cantante, Carla Bruni.
Pero, el torpedo de Sarkozy ha vuelto a su romantico país encontrando que los franceses se están cansando de sus espectáculos de buena voluntad y quieren que los resultados de sus promesas como presidente de la república se cumplan. La primera advertencia del pueblo acaba de ocurrir en las elecciones municipales donde la izquierda francesa ahora manda en la mayoría de sus ayuntamientos y sus consejos departamentales. Sin embargo, la gran sorpresa ocurrió en la alcaldía de París, donde ganó el socialista Bertrand Delanoe. Hombre que en el año 2001 sacó a la derecha del sillón que fuera de Jacques Chirac y ahora se muestra como el líder más incuestionable de la izquierda francesa.
A pesar de la victoria socialista en estas elecciones hubo una baja participación electoral. La abstención fue más elevada de lo previsto y rondaba el 34.5%. Entre tanto, la izquierda confirmó en la segunda vuelta de los comicios locales el empuje registrado hace una semana, recogiendo un 49.7% de los votos municipales, frente al 47.5% de la derecha.
Por otro parte, el castigo en la Francia urbana libera al partido de Sakozy, Unión por un Movimiento Popular, de toda hipoteca electoral de elecciones nacionales, durante cuatro largos años. El presidente podrá reformar su partido, cambiar de gobierno, libremente con una mayoría parlamentaria. Lo que puede catalogarce como un cambio estratégico.
