MADRID. Aunque los puertorriqueños no pueden votar por el presidente de los Estados Unidos, al menos los superdelegados demócratas de la isla podrán tener un papel destacado en la elección demócrata a la Casa Blanca.
Si contiúa el empate los próximos meses, el candidato demócrata a la presidencia deberá decidirse a finales de agosto en la convención en Denver, Colorado, a la que los demócratas de Puerto Rico acudirán este año con 66 delegados y siete superdelegados, una representación histórica y más numerosa que la de 28 estados.
Los delegados demócratas puertorriqueños serán más que nunca porque el partido elevó a 10% su número para que las primarias locales se celebrarán el primer domingo de junio y no se adelantaran. Esto pone a Puerto Rico en una posición privilegiada al tener una musculatura política que no tenía antes.
Mientras no haya desempate entre ambos candidatos la campaña se trasladaría a Puerto Rico para convencer a los delegados y superdelegados. El Partido Demócrata es el único partido que desde 1976, se constituyó como corporación y que gracias a la intervención del entonces alcalde de Miami, el puertorriqueño Maurice Ferre, logró que en sus estatutos se tratará a Puerto Rico "como un estado".
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